martes, 4 de mayo de 2010

Selección Mexicana, proceso fallido


No importa si México llega al deseado quinto partido, incluso puede que no importe si México termina como campeón del mundo en Sudáfrica. No importa nada de eso porque no se daría continuidad al asunto, México no tiene derecho a ser campeón del mundo si no pretende seguir modelos de seguimiento como los de Alemania o Argentina, no tiene por qué ganar una copa del mundo si en el futuro va a ser un olvidado campeón como Uruguay, que a pesar de tener más copas del mundo en su haber, se le da más peso a Inglaterra pues siempre se consolida como un candidato serio al título.


¿Para qué se califica al mundial si no se piensa mejorar paulatinamente? El proceso de Hugo Sánchez fue desastroso desde 2002, sí, desde que comenzó a fastidiar con que él debía estar en la Selección Nacional. Durante cuatro años Hugo Sánchez estuvo opinando respecto a las decisiones (correctas o incorrectas) de Ricardo Lavolpe. Fracasa la selección en Alemania (cuatro puntos, un empate con Angola y una ridícula derrota contra Portugal son reflejo de un fracaso) y durante varios meses existía un hermetismo sobre el sucesor del argentino. La FMF eligió a Hugo Sánchez y al principio, pareció que cerraba las bocas de todos al momento de iniciar la Copa América, pues se venció a Brasil en el primer partido y se concluyó como tercer lugar. Después todo fue derrota y justificación estúpida hasta que se colmó la paciencia cuando la Selección sub-20 no calificó a Beijing.


Al ser despedido Sánchez, la selección quedó en manos de un experto del fútbol (después de Jesús Ramírez y su interinato) que desconocía el fútbol mexicano. Ante tal situación y también frente al comportamiento del jugador mexicano, Sven-Göran Eriksson no hizo más que comprometer su carrera como entrenador y darse a conocer como un mercenario del fútbol. Si Eriksson hubiera tomado la selección mexicana desde 2006, México jugaría de mejor manera que como jugó en su breve periodo, pues la técnica y la disciplina con la que Eriksson trabaja es algo que México necesita.


El periodo de Aguirre es el único que ha dado buenos frutos, a pesar de que la prensa opine lo contrario, se percibe una selección mexicana que imprime el sello que la caracterizó en los momentos más complicados, como contra Alemania en 1998 o Argentina en 2006, una selección que a pesar de no contar con la mejor calidad, se enfrenta a los rivales con actitud, lo que se vio contra Costa Rica, Honduras y El Salvador, sin dejar atrás lo hecho contra Estados Unidos en la Copa Oro y en el Estadio Azteca, dan a México cierto crédito. Sí, falta ver identidad en la selección y también falta que la controversia no supere al fútbol, pero se percibe un mundial que por parte de México, se enfrentará con actitud.


A pesar de la buena decisión de contratar a Javier Aguirre, no hay miras hacia el futuro, sin duda México puede competir en la CONMEBOL y debería aprovechar ahora que Brasil no tiene que hacer clasificación, pues así las posibilidades de ir al mundial en Brasil serían mayores y para 2018 habría una selección ya acoplada al sistema de CONMEBOL. Sin embargo, parece que no hay interés alguno sobre la mejora de la selección mexicana en calidad, pero comercialmente no sería malo, no descartemos que una selección de CONMEBOL es más atractiva que cualquiera de la CONCACAF, llámese como se llame, es más atractivo ver a Uruguay o Colombia que a Honduras o a Costa Rica. México podría participar en la CONMEBOL así como Australia participa en la confederación asiática. Pero los intereses de los directivos y el miedo a los malos resultados limitan a que México pelee por mejorar en calidad y en posición a nivel mundial.


Esperemos que sea un buen mundial para México, pero anhelemos que después de este mundial, por fin México de seguimiento y continuidad a un proyecto a largo plazo que coloque a México en un peldaño superior, no se quiere solo una copa del mundo, se quiere ser referente a nivel mundial.

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